No, no, como militar, no trago.
[…] Las autoridades políticas son las responsables, porque son las que deciden, si los militares tienen que ir a hacer la guerra a otro país y si los policías y/o los militares tienen que contener y, en su caso, reprimir las manifestaciones, disturbios y algaradas callejeras que se produzcan. Como son los dirigentes políticos, formales o informales, desde puestos institucionales o de la oposición, los responsables, porque son los que deciden, por ambición o por omisión de sus supuestos deberes, los que organizan y promueven, o se ven enfrentados a ellas, dichas manifestaciones, disturbios y algaradas callejeras. Aunque son los policías y los militares los que se ven abocados a enfrentarse a las tensas situaciones que los combates, las operaciones de seguridad y el mantenimiento del orden público implican.
Tensión derivada de que puede perderse la vida o ser herido incluso de gravedad, pero también del mero hecho del enfrentamiento (excitación, adrenalina, etc.) y del propio respeto humano a hacer daño a quien la mayoría de las veces ni siquiera se conoce. Tensión vital que, sin restricciones, inevitablemente predispone a mayor contundencia, a mayor violencia, a mayor dureza.
Razón por la cual, cualquier actuación militar o policial exige contención. Contención que hay que aprender y que los militares y policías aprendemos a través de la formación profesional: la instrucción (aparentemente repetitiva muchas veces, pero inevitable), el adiestramiento y la disciplina. Capacidad y tendencia a la contención de la que también forman parte las posibles penalizaciones por conductas antirreglamentarias, inapropiadas o desmesuradas.
Por ello, para que los políticos no puedan convertir, en su propio beneficio, a los militares y a los policías en bárbaros salvajes en vez de en profesionales, es, por lo que, como militar y después de cuarenta y siete años de servicio, no, no trago con el tipo de medidas como las descritas al inicio de estas líneas. No, no trago con que no se instruya y forme a todos mis compañeros, de todos los países y sociedades del mundo y de todas las graduaciones y edades, en la contención; no, no trago con que se les facilite la desmesura; no, no trago con que se “les entrene para ser máquinas de matar (o peor aún, máquinas de mandar matar)”, como parece ser la idea del presidente Trump, y, mucho menos, para que puedan hacerlo sin responsabilidades penales en caso de actuaciones antirreglamentarias o ilegales según el derecho penal común o el derecho internacional humanitario.
Que no quieran engañarnos, porque aun aceptando (y es mucho aceptar) que, a más libertad de acción, mejores resultados, estos mejores resultados lo serían para ellos, para quien levanta las restricciones debilitando la capacidad y la tendencia a la contención, no para quien en el “ardor” del combate llega hasta donde le permiten, que después del “combate” vuelve a su casa a seguir cobrando lo mismo y en el mismo puesto. No, no trago con que estos tipos de medidas sean prebendas concedidas a los policías y militares, son salidas por la tangente de la ineptitud política. Son abusos de autoridad de quienes teniendo el privilegio de tener a sus órdenes fuerzas disciplinadas, no saben utilizarlo, sino mal utilizarlas.
Puedes leer el artículo completo de Enrique Vega Fernández en Memoria Militar Democrática en Nueva Tribuna:
https://www.nuevatribuna.es/opinion/memoria-militar-democratica/no-como-militar-trago/20191119120851168268.html
Enrique Vega Fernández es Coronel de Infantería en situación de retiro y firmante del Manifiesto en contra del franquismo en las Fuerzas Armadas